Antonio Paulino, parqueador del Jet Set, niega acusaciones y relata cómo ayudó durante el derrumbe, salvando vidas en medio del caos.
Antonio Paulino trabaja como parqueador desde hace casi cinco años en la famosa discoteca Jet Set en Santo Domingo. Él estuvo presente la noche en que el techo del lugar colapsó, provocando una de las tragedias más tristes que ha vivido la República Dominicana, con un saldo preliminar de 221 víctimas fatales.
En medio del caos y la confusión, Antonio tomó su celular y grabó un video. “Yo grabé ese video para que mi esposa supiera que yo estaba vivo”, explicó con voz seria y emocionada. Él quería que su familia supiera que seguía con vida, mientras todo a su alrededor era confusión y miedo.
Sin embargo, además del dolor, Antonio enfrentó otro problema. Algunas personas comenzaron a decir que él y otros empleados habían robado cosas de las víctimas.
Él negó todo esto con mucha firmeza y aseguró que tiene videos donde se ve claramente quiénes fueron los que tomaron objetos personales. “Y no somos nosotros”, dijo. Contó que los videos muestran a rescatistas, no a parqueadores, tomando pertenencias de personas heridas o que ya no tenían signos vitales.
Antonio también dijo que hay rumores falsos sobre que él y otros usaron tarjetas de crédito de las víctimas. Pero él aseguró que eso no es cierto. Según contó, él se dedicó a ayudar a salvar vidas, rescatando a entre siete y ocho personas que estaban cerca del lobby de entrada.
Habló también sobre un vehículo que apareció con los cristales rotos. Dijo que era una guagua de Rubby Pérez y que fueron las autoridades de rescate quienes lo intervinieron para poder moverlo.
Respecto a su trabajo, Antonio aclaró que no tiene un sueldo fijo, sino que vive de las propinas. Aun así, ese día entregó seis carros a sus dueños o familiares, tomando fotos y grabando videos como prueba. Algunos los entregó personalmente, otros los dejó con las autoridades en la Feria Ganadera.
Recordó que todo parecía normal hasta las 12:45 de la madrugada, cuando una mujer gritó “me partió”, segundos antes del derrumbe. Dijo que primero se escuchó una explosión, como si fuera una planta, y luego todo se vino abajo. “Se sintió como algo que no se puede ni describir”, contó con la voz quebrada.
También compartió un momento que muestra su humanidad: mientras corría a ayudar, escuchó sonar un celular en el suelo. Contestó la llamada y guardó el teléfono para devolvérselo él mismo a la familia de la dueña, porque no quería que se perdiera.
Sobre un compañero llamado Alex, a quien también acusan, Antonio fue claro: “Nunca lo he visto con malas intenciones. Le entregan carros con millones de pesos en prendas y confían en él porque es serio”.
Finalmente, dijo que su única motivación esa noche fue ayudar y salvar vidas. “Porque eso es lo que cuenta”. Ahora, lo único que desea es limpiar su nombre y el de sus compañeros, quienes arriesgaron todo para ayudar en una noche que nunca olvidarán.
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