Santo Domingo.- Con apenas 24 años de edad, Jennifer Tavera lleva 56 días ingresada en una sala del Hospital Salvador B. Gautier, aferrándose a la esperanza de una recuperación que no llega debido a la falta de apoyo del sistema de salud.

Jennifer permanece como la única paciente aún recluida en un centro público tras el incidente ocurrido en la discoteca Jet Set, hecho que cambió su vida. Desde entonces, su estado depende de insumos médicos que han sido rechazados hasta en cuatro ocasiones por el Seguro Nacional de Salud (Senasa).

La joven necesita de manera urgente esponjas especiales para continuar con el uso de un sistema de cierre asistido por vacío (VAC), el cual es vital para drenar líquidos de una herida profunda en su pierna izquierda. La zona afectada aún expone hueso y tendones tras sufrir múltiples fracturas. “El seguro lo estaba cubriendo, pero ahora dicen que mi plan no lo permite”, explicó Jennifer con voz débil.

A pesar de que el equipo médico mantiene el dispositivo conectado, la falta de las esponjas impide su funcionamiento, provocando una acumulación de líquidos. “El pie se llena de líquido y ya está oliendo desagradable”, narró su hermano Jesús Castillo, preocupado al notar signos de infección en la herida. La ausencia del insumo también la expone a tratamientos más dolorosos y a un mayor riesgo de bacterias.

Cada una de estas esponjas tiene un costo aproximado de RD$5,727, y se requieren al menos dos o tres unidades por procedimiento. “Te estoy hablando de casi seis mil pesos cada una”, lamentó Jennifer, quien ha buscado ayuda sin obtener respuesta ni del sistema sanitario ni de organismos sociales.

Durante una visita realizada por el Listín Diario al hospital, personal de Senasa apareció por primera vez, según testimonio de los familiares. “Primera vez que yo las veo a ellas. Vinieron porque yo salí a hablar con los doctores y quizás les llegó esa información”, afirmó su hermano. Esta declaración contradice lo que ha expresado la institución, que asegura visitar regularmente a sus afiliados hospitalizados.

En medio de este difícil panorama, Jennifer continúa enfrentando la situación con firmeza. Sin embargo, la falta de respuestas y recursos agrava su estado físico y emocional. “Yo tengo casi dos meses aquí, yo estoy desesperada”, expresó, con la mirada fija en una habitación que ha dejado de brindarle alivio.