Hato Mayor.– El general retirado del Ejército de República Dominicana, Julio César Solano Durán, dejó de existir la tarde de este viernes, según informaron fuentes cercanas.

Solano Durán perdió la vida tras sufrir un infarto de carácter fulminante, de acuerdo con los datos preliminares ofrecidos por allegados y personas cercanas a su entorno. La pérdida del general ha causado conmoción entre los residentes de Hato Mayor y otras localidades donde prestó servicio durante su trayectoria militar.

Durante su carrera en las filas del Ejército, Julio César Solano Durán estuvo al mando de diferentes comandancias en varias provincias del sur del país. Entre ellas se destacan San José de Ocoa, Azua, San Juan y Elías Piña, donde fue responsable de dirigir las operaciones militares y coordinar labores de seguridad en esas demarcaciones.

Solano Durán es recordado por su participación en distintas misiones en esas zonas, donde lideró a los militares en el cumplimiento de sus funciones. Aunque no se han ofrecido mayores detalles sobre sus últimos días, ni sobre los actos conmemorativos o funerarios que podrían realizarse, la noticia de su pérdida ha generado numerosas reacciones en distintas comunidades.

Hasta el momento, las autoridades militares o del Ministerio de Defensa no han emitido un comunicado oficial respecto a la trayectoria del general retirado ni sobre los reconocimientos obtenidos durante su servicio.

No obstante, su nombre ha sido mencionado con respeto por quienes compartieron labores con él o lo conocieron a lo largo de su vida pública. El fallecimiento de Julio César Solano Durán deja un vacío entre quienes valoran la labor desempeñada por oficiales de larga trayectoria al servicio del país, especialmente aquellos que estuvieron a cargo de zonas estratégicas del territorio nacional.

Se espera que en las próximas horas se puedan conocer más detalles sobre los procedimientos relacionados con su despedida y la organización de homenajes, si así lo dispusieran sus familiares o las instituciones castrenses.

Por Irentoni Vega