Domingo Arias Rosario no tiene cédula ni derechos legales por fallo del sistema.

En Bayaguana, Monte Plata, la vida de Domingo Arias Rosario ha estado marcada por un error burocrático que lo mantiene sin identidad legal. A sus 30 años, no cuenta con cédula ni acceso a derechos civiles básicos.

Todo comenzó cuando finalizó el bachillerato e intentó obtener su cédula de identidad para poder ingresar a la universidad. Fue entonces cuando descubrió que su acta de nacimiento había sido anulada.

Madre
Madre

Las autoridades alegaron que su madre, según los registros, tenía solo 11 años cuando él nació. “Yo tengo 30 años y ella ahora tiene 41… según el sistema, eso es imposible”, explicó con evidente frustración.

Desde ese momento, su vida quedó paralizada. Sin acta de nacimiento, ha sido imposible acceder a empleo formal, estudiar o realizar cualquier trámite oficial que requiera una identificación legal válida.

Durante más de una década, Arias Rosario ha buscado soluciones en la oficialía civil de Bayaguana y en la Junta Central Electoral. Sin embargo, no ha logrado recuperar su documentación.

La anulación de su acta lo colocó en una situación de limbo legal y humano. Según relata, las autoridades no han considerado métodos alternos de verificación como pruebas de ADN o testimonios comunitarios.

El caso se complica porque Domingo no nació en un hospital. Fue recibido por una comadrona en una zona rural, lo que limita la disponibilidad de documentos oficiales que validen su nacimiento.

Esa ausencia de registro hospitalario ha sido usada como base para negar su existencia legal. “Yo he tratado de sobrevivir con esta carga… he hecho todo lo posible. Me gusta estudiar, amo servir a mi comunidad, pero sin papeles no soy nadie ante la ley”, lamentó.

Su madre también ha sido afectada emocionalmente por la situación. “Ellos dicen que no soy su madre porque aparento ser muy joven. Pero a su hermano mayor, que también nació conmigo siendo yo muy joven, sí le dieron los papeles”, expresó indignada.

Considera que el sistema ha sido injusto y selectivo, al aceptar la documentación de uno de sus hijos mientras rechaza la del otro sin justificación clara ni evidencia concreta.

A pesar de los obstáculos, Domingo mantiene viva la esperanza. Sueña con estudiar derecho para defender a otros que enfrenten situaciones similares, pero para eso necesita primero recuperar su identidad.

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